¿Cómo debemos reaccionar profesionalmente como arquitectos, diseñadores y planificadores ante los retos reales de la crisis climática y la creciente desigualdad financiera y social? Partiendo de esta premisa y desde una perspectiva autobiográfica, el presidente de la Fundación RIA destacó los grandes cambios que ha sufrido la profesión desde que fundó David Chipperfield Architects en Londres en 1985 y cómo las crisis medioambientales, sociales y económicas han exigido a la arquitectura ampliar sus ámbitos de actuación, convirtiéndose en un agente transversal, capaz de orquestar los diferentes intereses y necesidades, un nuevo papel que se explora a través de las actividades de la Fundación RIA.
David Chipperfield insistió en la necesidad de estar abiertos a aprender de una generación más joven, ágil y libre para cuestionar. También aprovechar la oportunidad de actuar a medida que la atención pública se desplaza hacia cuestiones como la provisión de vivienda social, la importancia del espacio público, el impacto del tráfico y la necesidad de proteger las cualidades intangibles del lugar. Para ello no debemos abandonar el territorio, sino recuperarlo. La arquitectura y el diseño tienen sus propias perspectivas y aportaciones formales y poéticas que siguen siendo válidas. Los arquitectos siempre deben plantarse cómo mejorar el entorno físico y espiritual, y recordar la importancia de la arquitectura y el diseño como encarnación física de nuestro deseo de ideas y belleza, y su potencial para inspirar silenciosamente.
A la conferencia del presidente le siguió la presentación de Manuel Rodríguez, exponiendo la activdad de la fundación, y cómo esta responde a las inquietudes identificadas por Chipperfield, conlcuyendo con el trabajo que la entidad está llevando a cabo en el marco del proyecto “Hacia una agenda territorial de Galicia”.